top of page
tml wix banner.png

RESUMEN y ANÁLISIS de 'Hombre de la esquina rosada' de Jorge Luis Borges

  • Writer: todomenosleer
    todomenosleer
  • 13 minutes ago
  • 7 min read

En esta página vas a encontrar un resumen completo y un análisis literario detallado del cuento 'Hombre de la esquina rosada', con explicaciones claras sobre los personajes, los temas principales y los símbolos más importantes.

Este contenido está pensado para ayudarte a entender mejor la obra de Jorge Luis Borges, ya sea que estés preparando un trabajo escolar, estudiando para el colegio o simplemente disfrutando de su literatura.


Si querés conocer más sobre su autor, Jorge Luis Borges, podés leer su BIOGRAFÍA completa ACÁ.




RESUMEN de 'Hombre de la esquina rosada' de Jorge Luis Borges

El cuento comienza con el narrador contando que conoció a Francisco Real, también conocido como "el Corralero", un compadrito temido que solía frecuentar zonas del Norte de Buenos Aires. A pesar de haberlo visto solo una vez, esa noche queda grabada para siempre en su memoria. Fue la noche en que la Lujanera, la mujer de Rosendo Juárez "el Pegador", durmió en su rancho y Rosendo abandonó el barrio del Arroyo, sin regresar jamás.


El narrador recuerda que Rosendo era uno de los hombres más respetados de Villa Santa Rita: usaba ropa distinguida, lucía prendas de plata, tenía fama de haber matado a dos hombres y era temido por su destreza con el cuchillo. Era un referente para los jóvenes del barrio, que imitaban hasta sus gestos. Esa noche, el narrador y otros vecinos están reunidos en lo de Julia, un salón humilde pero muy animado, donde se celebra una milonga. Julia, la anfitriona, es una mujer respetada, y la fiesta cuenta con músicos, bebida y mujeres. Entre ellas destaca la Lujanera, deseada por todos, pero pareja de Rosendo.


El ambiente es festivo. El narrador baila con una compañera y se siente a gusto, hasta que escucha la llegada de un carruaje ruidoso, que se aproxima al lugar. Poco después, alguien golpea con fuerza la puerta: entra un hombre vestido de negro, alto y fornido, con una chalina al hombro. Su presencia impone respeto y silencio. Es Francisco Real, aunque aún no lo saben.


El narrador, confundido, se abalanza sobre él y lo ataca con un golpe de puño, pero el hombre lo aparta con facilidad, sin responder con violencia. Continúa caminando entre la multitud como si nadie pudiera detenerlo. Uno de los presentes, "el Inglés", intenta frenar su avance con un golpe, y eso desencadena una reacción en cadena: el público lo arrincona, lo escupe y lo empuja, pero Real no se defiende, porque su objetivo no es pelear con cualquiera. Está allí buscando a Rosendo Juárez.



Finalmente, Francisco Real se planta frente a Rosendo, que está en silencio, apoyado contra la pared del fondo. Real lo mira fijamente y lo desafía a pelear, diciendo que ha venido desde el Norte porque le contaron que allí había un hombre al que llamaban el Pegador, con fama de guapo y cuchillero. Quiere enfrentarlo para probar quién es más valiente. Rosendo permanece inmóvil, sin devolverle la mirada ni responder al reto. La tensión crece. Real blande un cuchillo, preparado para el combate. El público se aparta, dejando espacio entre los dos.


La Lujanera, en un gesto desafiante, se abre paso entre la multitud, se acerca a Rosendo, le saca el cuchillo del pecho y se lo entrega, diciendo que lo va a necesitar. Rosendo toma el cuchillo, lo mira y, sin decir una palabra, lo lanza por la ventana, hacia el arroyo Maldonado. El gesto deja a todos en shock. Francisco Real lo acusa de cobarde y se dispone a golpearlo, pero la Lujanera se interpone, lo abraza y le dice que lo deje: "que nos hizo creer que era un hombre".


Sorprendido, Real abraza a la Lujanera y se la lleva consigo, bailando con ella hasta la salida al ritmo del tango, como si la música los arrastrara. Salen del salón abrazados, en medio del silencio general. El narrador, herido en su orgullo, deja de bailar, inventa una excusa para retirarse y sale a la calle. Afuera ve el coche que trajo a Real, con las guitarras abandonadas. Siente que no valen nada, como si todos los del barrio fuesen insignificantes ante el coraje de ese hombre.


En ese momento, Rosendo aparece junto a él. Lo empuja, lo insulta apenas y se aleja hacia el arroyo, por el lado más oscuro. El narrador dice que nunca más lo vuelve a ver.



De regreso al baile, todo sigue como si nada hubiera pasado. La música continúa y algunos de los norteros, los compañeros de Real, bailan con las mujeres del lugar. El ambiente está tenso, pero no hay violencia. Sin embargo, algo inesperado ocurre: una mujer llora en la calle, y luego se escucha la voz de Francisco Real, ahora temblorosa, gritando e insultando a la Lujanera. La puerta se abre de golpe y la Lujanera entra sola, demacrada, como si alguien invisible la empujara.


Inmediatamente después, Francisco Real aparece herido de muerte, con una puñalada profunda en el pecho. Es llevado al centro del salón, donde las mujeres intentan asistirlo con caña y trapos. Está agonizando, pero aún conserva la dignidad: pide que le tapen la cara para que no lo vean morir. Le cubren el rostro con su chambergo negro, y muere en silencio, sin quejas.


La Lujanera asegura que alguien los atacó en un campito cercano, pero no dice quién fue, aunque todos sospechan que fue Rosendo Juárez quien, tras retirarse del salón, enfrentó a Real en soledad y lo mató.


Ante la inminente llegada de la policía, los presentes deciden deshacerse del cadáver arrojándolo por la misma ventana desde la cual Rosendo había lanzado el cuchillo. Algunos hasta le roban el anillo del dedo. Luego de eso, vuelven a bailar como si nada hubiera pasado, mientras el narrador regresa a su rancho, pensando en todo lo que ocurrió.


El cuento finaliza con una sutil sugerencia de que el narrador podría ser el propio Rosendo, cuando dice que vuelve a revisar su cuchillo, guardado en el chaleco, y comprueba que no tiene rastros de sangre.



ANÁLISIS de 'Hombre de la esquina rosada' de Jorge Luis Borges


Contexto de la obra

Hombre de la esquina rosada fue publicado por primera vez en 1935 dentro del libro Historia universal de la infamia. Más tarde, Borges lo incorporó con algunas variantes en El Aleph. El cuento se sitúa en los márgenes urbanos de Buenos Aires y es una de las primeras muestras de cómo Borges explora el mito del compadrito, fusionando el lenguaje popular con estrategias narrativas modernas como la ambigüedad, la identidad fragmentada y la estructura circular.


El narrador y la ambigüedad de identidad

El cuento está narrado en primera persona por un supuesto testigo de los hechos. Sin embargo, hacia el final, el lector comienza a sospechar que este narrador podría no ser un simple observador, sino el propio Rosendo Juárez. Esta sospecha se instala por detalles como la minuciosidad con la que recuerda los hechos, su incomodidad emocional y, sobre todo, la escena final en la que revisa su cuchillo oculto sin rastros de sangre, como si buscara comprobar que no dejó huellas.

Esta estrategia narrativa instala una ambigüedad deliberada: el narrador puede estar construyendo un relato para ocultar su verdadera identidad o para exculparse. En Borges, lo importante no es lo que se narra sino cómo y desde dónde se narra.


El duelo y la figura del guapo

El cuento se presenta como una típica historia de guapos, milongas y duelos masculinos. Sin embargo, Borges subvierte esta estructura. Rosendo Juárez, el guapo del barrio, decide no enfrentarse a Francisco Real, lo que en principio lo muestra como cobarde. Pero si leemos el cuento desde la sospecha de que fue él quien finalmente asesinó a Real en la oscuridad, fuera del espectáculo público, su acto puede interpretarse como una ruptura del código del guapo.

Francisco Real, en cambio, cumple con el estereotipo tradicional: busca el enfrentamiento público, se deja golpear por los vecinos para alcanzar su objetivo, blande su cuchillo, y hasta consigue a la mujer del oponente. Sin embargo, termina muerto. El enfrentamiento final, fuera de escena, con un agresor no identificado, cuestiona toda la lógica del honor masculino basada en el espectáculo de la violencia.



La figura de la Lujanera

Aunque aparece pocas veces y dice pocas palabras, la Lujanera es un personaje central. Representa el deseo, la admiración, pero también la decepción. Su gesto de entregarle el cuchillo a Rosendo para que pelee, y luego abandonar el salón del brazo del rival, marca un punto de quiebre emocional en el relato.

Cuando regresa sola, con el cuerpo herido de Francisco Real, se instala el misterio: ¿quién lo mató? Ella afirma que fue un desconocido, pero nadie le cree. Algunos la acusan directamente. Su silencio y su mirada perdida refuerzan el clima de tensión. En este entorno de violencia masculina, su figura queda atrapada entre las expectativas del deseo y la sospecha del crimen.


La construcción oral del relato

Borges reproduce con gran habilidad la cadencia del relato oral. El narrador utiliza lunfardo, expresiones populares, repeticiones y desvíos típicos de quien cuenta una historia en una rueda de amigos. Esta oralidad no es solo estética: construye una atmósfera y refuerza el carácter mitológico de los hechos.

Este estilo también funciona como una estrategia de encubrimiento. En lugar de contar directamente lo que ocurrió, el narrador lo rodea, lo deja insinuado. Lo que no se dice es tan importante como lo que se dice.



Temas principales

Ambigüedad de la verdad

El cuento nunca ofrece una confirmación explícita de quién mató a Francisco Real. Se sugiere que fue Rosendo, pero el narrador lo niega. La verdad queda oculta, y esa opacidad es una marca típica de Borges.

Honor, valentía y cobardía

El código del honor, asociado al coraje masculino y al enfrentamiento público, es puesto en duda. ¿Es más valiente quien pelea frente a todos o quien elige cuándo y cómo matar? ¿Es Rosendo un cobarde o un hombre que rechaza el ritual absurdo de la violencia?

La construcción de la identidad

El narrador puede estar construyendo una versión de sí mismo para no ser juzgado. La identidad, como en muchos cuentos de Borges, no es estable, sino narrativa: se construye a través del discurso.

La violencia como espectáculo

El duelo que todos esperan nunca ocurre. En su lugar, el verdadero acto violento sucede fuera de escena. La comunidad quiere ver sangre, pero la muerte de Francisco Real no les da satisfacción ni sentido.

El deseo como motor narrativo

La Lujanera no solo representa un objeto de deseo, sino que activa los conflictos. Su elección de acompañar al forastero desencadena el final trágico. Sin ella, no habría historia.

Comments


About Todomenosleer

Join us on social media for more book recommendations, discussions, and literary insights. Connect with fellow book lovers and stay updated on the latest additions to the Todomenosleer community.

© 2023 by Todomenosleer. All rights reserved.

  • Facebook
  • Instagram
  • Pinterest
  • Twitter
bottom of page