Resumen de "No mires para atrás" de Fredric Brown | Cuento policial

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RESUMEN de "No mires para atrás" de Fredric Brown

El cuento comienza rompiendo la cuarta pared: el narrador se dirige directamente al lector y le advierte que, al terminar de leer, podría morir. Esa amenaza no es figurada: quien narra asegura estar por asesinar al lector como parte de una apuesta con Harley, un amigo fallecido. Y no se trata de cualquier apuesta: Harley desafió al narrador a advertirle a su futura víctima todos los detalles del crimen antes de cometerlo... y aún así salirse con la suya.

Lo que sigue es el relato de una historia de falsificación y locura. El narrador cuenta cómo conoció a Harley, un hombre encantador, elegante y seductor, mientras trabajaba como impresor en Springfield, Ohio. Juntos comenzaron a falsificar billetes de cinco y diez dólares utilizando su talento como grabador. Se trasladaron a Nueva York, montaron una imprenta como fachada y se enriquecieron, compartiendo contactos en el mundo del crimen y con ciertos policías corruptos.

Pero un día Harley fue asesinado en Albany. O al menos eso pareció. Antes de que su muerte fuera confirmada, Harley llamó al narrador y le ordenó destruir las pruebas. Así lo hizo: quemó los billetes, arrojó las planchas al mar y desmanteló toda la evidencia. Sin embargo, la policía lo detuvo e interrogó durante días. Torturado por las autoridades y después por los mafiosos que querían las planchas, fue dado por muerto y arrojado a un pantano.

Pero sobrevivió. Y ahí comienza su descenso final hacia la locura. Cree que Harley ha regresado y lo acompaña en su mente, dándole consejos. El narrador mata para sobrevivir, para vengarse, para practicar con su cuchillo. Se convierte en un asesino serial en busca de los que lo traicionaron, pero también de nuevas víctimas al azar.

Finalmente, revela su plan más perturbador: ha infiltrado esta historia dentro de un libro común, haciéndose pasar por la última historia del volumen. Ha impreso las páginas, las ha encuadernado perfectamente y ha puesto el libro alterado en una librería cualquiera. Si el lector está leyendo esto, podría tener ese ejemplar en sus manos. Y el narrador, que promete estar observando, ya está cerca. Tal vez, justo detrás...