Resumen de "El problema final" de Arthur Conan Doyle | Cuento policial

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RESUMEN de "El problema final" de Arthur Conan Doyle

El doctor Watson, conmovido por los recuerdos y la pérdida, decide relatar por primera vez los hechos que rodean la última aventura de Sherlock Holmes. Aunque había decidido no escribir más memorias, las recientes cartas del coronel James Moriarty —quien defiende públicamente a su hermano, el profesor Moriarty— lo llevan a contar la verdad completa.

Watson recuerda que, tras su casamiento y la apertura de su consultorio médico, su relación con Holmes se vuelve menos frecuente. En 1890 apenas colaboran en tres casos, y al año siguiente Holmes parece estar ausente de Londres, trabajando en una misión secreta para el gobierno francés. Sin embargo, el 24 de abril, Holmes irrumpe sorpresivamente en su consultorio. Se lo ve pálido, exhausto y con los nudillos heridos. Está asustado, aunque lo disimula, y le pide a Watson que lo acompañe a Europa de inmediato.

En una conversación privada, Holmes le revela la amenaza: el profesor James Moriarty. Según Holmes, Moriarty es un genio del crimen, un matemático brillante con una mente criminal aún más poderosa. Desde las sombras, ha construido una vasta red de delincuentes que opera como una organización secreta. Holmes ha dedicado meses a seguir sus pasos y por fin ha logrado reunir las pruebas necesarias para arrestarlo a él y a sus cómplices. La redada está planeada para el lunes siguiente.

Sin embargo, Moriarty también ha estado siguiendo cada movimiento de Holmes y ya ha intentado asesinarlo tres veces en un solo día: una carroza que casi lo atropella, un ladrillo que cae misteriosamente desde un tejado y un ataque físico en plena calle. La situación es crítica. Holmes sabe que debe desaparecer por unos días para garantizar su seguridad y la eficacia de la operación.

A la mañana siguiente, ambos siguen un complicado plan para salir del país sin ser detectados. Watson sigue al pie de la letra las instrucciones de Holmes, quien incluso se disfraza de sacerdote italiano para evitar ser reconocido. A pesar de las precauciones, Moriarty aparece en la estación Victoria justo cuando el tren ya está en marcha. Holmes se burla de que su enemigo haya llegado tarde, aunque está seguro de que lo seguirá. Sospecha que Moriarty alquilará un tren privado para alcanzarlos antes de llegar al continente.

En efecto, tras detenerse en Canterbury, Holmes y Watson ven pasar a toda velocidad un tren con un único vagón. Holmes deduce que Moriarty está en él y decide cambiar el rumbo: viajan a Bruselas, luego a Estrasburgo, y finalmente a Suiza. Durante el viaje, Holmes está más alegre de lo habitual, aunque permanece en constante estado de alerta. Su único objetivo es eliminar a Moriarty, y con ello, cerrar su carrera con una victoria final.

Llegan al pueblo suizo de Meiringen, donde se hospedan en el Englischer Hof. Al día siguiente, planean cruzar las montañas y seguir hasta Rosenlaui. Por consejo del posadero, visitan la cascada de Reichenbach, un paisaje imponente donde el agua se precipita con violencia en un abismo.

Durante el paseo, un mensajero entrega a Watson una carta que parece ser del posadero. En ella, se le pide que regrese con urgencia al hotel para asistir a una mujer inglesa gravemente enferma. Holmes lo anima a ir, asegurándole que lo alcanzará más tarde. Watson se aleja, pero al llegar al hotel, descubre que la carta era falsa y que no hay ninguna mujer enferma. Comprende que ha sido engañado para apartarlo de Holmes.

Desesperado, Watson corre de vuelta a la cascada. Encuentra el bastón de Holmes apoyado en una roca, pero no hay rastro de él. Observa marcas en el suelo que indican una lucha, sin huellas de regreso. Todo sugiere que Holmes y Moriarty cayeron juntos al abismo durante una pelea. El joven guía suizo también ha desaparecido, lo que confirma que estaba aliado con Moriarty.

Watson, devastado, descubre una pitillera de plata que contiene una carta de despedida. En ella, Holmes explica que sabía que la carta era falsa, pero permitió que Watson se fuera para evitar involucrarlo. Considera que su carrera ha llegado a su punto culminante y está listo para enfrentarse a su destino. También da instrucciones sobre los documentos que permiten condenar a la banda de Moriarty y deja sus asuntos personales arreglados.

El cuento cierra con una reflexión sombría. La investigación posterior concluye que Holmes y Moriarty cayeron juntos en la catarata de Reichenbach, donde sus cuerpos nunca pudieron recuperarse. Aunque su enemigo logró escapar de la red judicial, Holmes sacrificó su vida por una causa justa, dejando un legado que sobrevivirá a su ausencia.