Resumen de "Cómo triunfar en la vida" de Angélica Gorodischer | Cuento policial
- todomenosleer
- 4 days ago
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RESUMEN de "Cómo triunfar en la vida" de Angélica Gorodischer
El narrador, un hombre ocioso y algo cínico, presenta a Chuchi (nombre real: Natividad Lavallén), una joven empleada doméstica aparentemente sumisa, callada y casi invisible, que trabaja en la casa de su hermana mayor, la insoportable Quelita. Nadie esperaba que Chuchi durara más de unos meses en el trabajo, pero resiste más de dos años, soportando humillaciones, exigencias absurdas y gritos sin protestar jamás.
Quelita, que vive rodeada de familiares, mucamas y rutinas rígidas, hace de la vida de Chuchi un infierno lleno de tareas arbitrarias. Pero Chuchi siempre responde con una sonrisa y un “sí, señora”. Es “una buena chica”, dice el narrador una y otra vez, aunque también la considera irremediablemente tonta.
Durante su estancia en la casa, Chuchi comienza a pintar cuadros en su tiempo libre usando unas telas viejas que habían pertenecido a Esteban, un pariente bohemio y artista que había vivido en París. Los cuadros de Chuchi son horribles, según todos los presentes, pero ella sigue pintando con entusiasmo, especialmente cuando aparece en escena Carlos Maximiliano, un sobrino encantador, seductor nato y viajero frecuente.
Chuchi se enamora de Carlos Maximiliano en silencio, como tantas otras mujeres que caen rendidas ante él. Él la halaga superficialmente, admira sus cuadros con condescendencia, y ella intensifica su producción artística. Pide incluso permiso para pintar sobre las telas usadas. Quelita, enamorada también de su sobrino, se lo permite sin pensar en las consecuencias.
Carlos Maximiliano se marcha como siempre, sin dejar huella, y Chuchi deja de pintar. Vuelve a su rutina habitual, hasta que un día Quelita muere repentinamente. Chuchi, desconsolada, la vela como si fuera su propia madre. Poco después, anuncia que se va de la casa y ofrece un regalo: una docena de sus cuadros “mejores”, mientras que se queda con el resto “como recuerdo de sus días felices”.
Pasan los años y el narrador, leyendo los diarios, se entera de una subasta millonaria en Sotheby’s: varios cuadros de artistas célebres como Picasso, Matisse, Juan Gris y Rousseau, atribuidos a un misterioso coleccionista sudamericano. Tiempo después, se entera también de que Carlos Maximiliano se ha casado en Londres con una mujer que nadie conoce.
La gran revelación es que los cuadros vendidos en la subasta no eran obras pintadas por Chuchi, sino las verdaderas obras de arte que Esteban, el pariente bohemio, había traído de París décadas atrás y que Quelita había ordenado guardar en el altillo. Cuadros que nadie había valorado en su momento por prejuicio y desconocimiento.
Carlos Maximiliano, con su astucia de seductor, había descubierto ese tesoro oculto y comprendido su valor. Y Chuchi —lejos de ser la chica tonta, callada y servicial que todos creían— se alió con él para ejecutar el plan perfecto: esperar la muerte inminente de Quelita, apropiarse de los cuadros verdaderos (escondidos entre las telas viejas “de recuerdo”), llevárselos a Londres, venderlos y casarse con Carlos Maximiliano.
El narrador, con ironía y cierta melancolía, se da cuenta de que fue engañado como todos, y que Chuchi no era una santa ni una buena chica: era una actriz brillante, inteligente, capaz de soportarlo todo para lograr su objetivo. Al final, el verdadero triunfo fue de ella.
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