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RESUMEN de 'Las amenazas' de Andrea Ferrari

  • Writer: todomenosleer
    todomenosleer
  • 5 days ago
  • 50 min read

Updated: 4 days ago

¿Qué harías si tu colegio recibe una amenaza de bomba? En Las amenazas, la escritora argentina Andrea Ferrari construye una novela atrapante, donde el miedo, la incertidumbre y la vida adolescente se cruzan con una investigación policial. Acá vas a encontrar el resumen completo del libro capítulo por capítulo, ideal para estudiantes y docentes.

En mi opinión, es una lectura 5 ⭐⭐⭐⭐⭐ y uno de los mejores libros publicados en la colección Zona Libre en el último año.


La primera amenaza al colegio Los Espinos parece formar parte de la ola que está afectando a las escuelas de la zona. Pero con las siguientes crecen el temor y el desconcierto. ¿Quién está detrás de esa voz falsificada, de los extraños videos y los intimidantes mensajes? ¿Será alguien dispuesto a dar un paso más? Karina, estudiante de Los Espinos, se verá involucrada en una investigación del caso policial que, cada vez, se vuelve más impredecible y siniestro…




Capítulo 1

La primera amenaza llega un lunes, poco antes del mediodía. Karina recuerda un timbre insistente, pasos apurados y la secretaria avisando que debían desalojar de inmediato porque no era un simulacro. Aunque todos pensaron en el simulacro que habían hecho el mes anterior, comprendieron rápidamente que esta vez era real. Con orden y sin correr, recogieron sus cosas y se dirigieron a la salida.

Frente al colegio, en la plaza, los alumnos ven llegar a la Brigada Antiexplosivos con uniformes especiales y perros entrenados. Alejandra, una compañera distraída, se sorprende de que las bombas tengan olor, y Nicolás, más informado, explica que los perros detectan sustancias explosivas. Nicolás parece el único al tanto de lo que ocurre en otros colegios y menciona la frecuencia de estas amenazas, el caos que generan y las posibles multas a los padres si descubren que un alumno hizo el llamado.

Karina se sorprende al mantener con Nicolás una conversación profunda por primera vez. Aunque habían hablado ocasionalmente antes, esta vez lo ve diferente, más maduro y enfocado: él ya sabe que quiere ser periodista y comenzó a prepararse para el CBC. En cambio, Karina no tiene idea de qué quiere hacer.

Durante la espera para volver al colegio, un grupo cruza a comprar comida, Gabriel pone música, y el ambiente se vuelve casi festivo, como una celebración primaveral. Para la mayoría, esa fue la imagen que quedó del día de la amenaza: charla agradable, sol y fiesta. Para Karina, en cambio, fue una distracción frente a una amenaza más profunda en su vida personal.



Capítulo 2

Isabel, la madre de Karina, nunca había sido una persona de rodeos. Por eso le resulta extraño a Karina cuando una tarde su madre le pide hablar en un tono inusualmente ceremonioso. Después de varios preparativos innecesarios, Isabel le confiesa que está enferma: tiene cáncer. Aunque intentó disimularlo, Karina se da cuenta de que había señales previas que no quiso ver: el cansancio, la falta de apetito, la pérdida de peso.

Isabel explica que necesita una operación urgente y luego un tratamiento. Le dice que recién le confirmaron el diagnóstico el día anterior, aunque ya sospechaba algo. Karina intenta mostrar apoyo, pero Isabel deja claro que no quiere hablar solo de su enfermedad. También quiere contarle algo sobre el padre de Karina, un tema que siempre había sido tabú.

Isabel relata que decidió tener a Karina por su cuenta, luego de un matrimonio sin hijos y tras una relación casual a los 37 años. El hombre, que estaba por mudarse a otro país, no quiso involucrarse y ella lo crió sola. Karina había creído esa historia toda su vida. Sin embargo, Isabel le revela que el hombre se había contactado recientemente a través de redes sociales, que estaba de vuelta en el país y quería conocerla.

Karina se siente traicionada por no haber sido informada antes. Aunque Isabel insiste en que es una buena persona y que debería pensarlo, Karina reacciona con enojo. Finalmente, al ver a su madre tan vulnerable, accede a pensarlo, aunque aún no está convencida.




Capítulo 3

La segunda amenaza llega durante una hora libre, un día lluvioso, cuando había faltado la profesora de Historia. Los alumnos se fastidian al ser obligados a evacuar de nuevo, sabiendo que probablemente era otra falsa alarma. La preceptora, sin embargo, los apura a cumplir con el protocolo.

Comienzan a circular rumores: esta vez no fue un llamado, sino un mail con "cosas horribles". Nadie sabe exactamente qué decía, pero los medios también alimentan el misterio, señalando a un supuesto autor: un alumno del Instituto Peretti que vendía sus servicios por redes sociales. Otros piensan que se trata de varios autores o que el fenómeno se contagia entre estudiantes.

Mercedes comenta que ya hay apuestas entre los alumnos sobre quién podría estar detrás: Claudio Rosini, un chico brillante pero solitario, o Celeste Klein, que tuvo una crisis nerviosa. Karina, escéptica, pregunta si hay pruebas, pero no hay nada concreto. Gabriel agrega que Silvia, quien atendió el primer llamado, creyó reconocer la voz, pero no quiso decir a quién pertenecía.

Nicolás, intrigado, propone investigar el tema como parte de un trabajo práctico para Informática, con la idea de crear un periódico digital sobre las amenazas. Invita a Karina a sumarse. Aunque al principio quiere rechazar la propuesta, se da cuenta de que le conviene: su mente está en otro lado y Nicolás probablemente hará todo el trabajo. Así, acepta integrarse al proyecto.

La segunda amenaza llega durante una hora libre, un día lluvioso, cuando había faltado la profesora de Historia. Los alumnos se fastidian al ser obligados a evacuar de nuevo, sabiendo que probablemente era otra falsa alarma. La preceptora, sin embargo, los apura a cumplir con el protocolo.

Comienzan a circular rumores: esta vez no fue un llamado, sino un mail con "cosas horribles". Nadie sabe exactamente qué decía, pero los medios también alimentan el misterio, señalando a un supuesto autor: un alumno del Instituto Peretti que vendía sus servicios por redes sociales. Otros piensan que se trata de varios autores o que el fenómeno se contagia entre estudiantes.

Mercedes comenta que ya hay apuestas entre los alumnos sobre quién podría estar detrás: Claudio Rosini, un chico brillante pero solitario, o Celeste Klein, que tuvo una crisis nerviosa. Karina, escéptica, pregunta si hay pruebas, pero no hay nada concreto. Gabriel agrega que Silvia, quien atendió el primer llamado, creyó reconocer la voz, pero no quiso decir a quién pertenecía.

Nicolás, intrigado, propone investigar el tema como parte de un trabajo práctico para Informática, con la idea de crear un periódico digital sobre las amenazas. Invita a Karina a sumarse. Aunque al principio quiere rechazar la propuesta, se da cuenta de que le conviene: su mente está en otro lado y Nicolás probablemente hará todo el trabajo. Así, acepta integrarse al proyecto.


Capítulo 4

Karina reflexiona sobre cómo nunca se había interesado en saber quién era su padre. Para ella, no era más que “el donante”, alguien sin rostro ni historia. Había sentido más curiosidad por Hernán, el exmarido de su madre, a quien una vez conoció fugazmente. En su interior, pensó que le habría gustado que él fuera su padre.

Al día siguiente de la primera conversación, Isabel retoma el tema. Karina, molesta por la insistencia, dice que ya decidió no conocer a su padre. Isabel revela que su nombre real era Camilo Bancalari, pero que actualmente se llama Milo Banks, un escritor y actor famoso. Karina se burla del seudónimo y de su fama, pero luego reconoce su nombre en los libros de su propia casa, con títulos como La sombra de la sospecha y Nunca en sábado.

A pesar de su rechazo, Isabel insiste en que Milo quiere conocerla y que fue él quien tomó la iniciativa de contactarse. Karina se enoja porque siente que su madre intenta “venderle” al personaje. Isabel insiste en que no se trata de presionarla, solo quiere que lo vea una vez. Finalmente, Karina accede a pensarlo, pero pide que no le insistan más.

La conversación gira también hacia la enfermedad de Isabel y la falta de una red de apoyo. Hablan de familiares como Analía y Marga, pero Isabel se lamenta por no haber sido muy sociable ni tener más gente cerca. Karina intenta tranquilizarla, pero se nota que el miedo a la muerte y el descontrol la sobrepasa. Para no pensar en eso, Karina se refugia en lo que ocurre en el colegio.




Capítulo 5

Como Karina lo había imaginado, Nicolás ya tiene todo pensado para el periódico. Incluirán noticias del colegio y también información acerca de las amenazas de “fuentes de primera mano”. Lo que pasa es que Nicolás es el sobrino de Pablo, el director. El colegio Los Espinos fue fundado por Alfredo y Pablo Espino, al principio Alfredo siempre había sido el director y Pablo, un tipo joven y popular entre los alumnos, profe de literatura. El año anterior Alfredo había abandonado el proyecto y Pablo había quedado como directivo, entre rumores de que la separación no había sido amistosa y que había problemas económicos en el medio.

Nicolás menciona que, aunque Pablo era cercano a ellos, ahora estaba muy tenso debido a las amenazas recibidas en el colegio.

Le cuenta  Karina que la primera amenaza fue una llamada telefónica en la que una voz similar a la de Pablo advirtió sobre una bomba en el piso superior. Silvia, una coordinadora del colegio, reconoció la voz pero sospechó que podría haber sido clonada usando programas digitales, ya que existen herramientas para imitar voces con grabaciones disponibles. La segunda amenaza llegó por correo electrónico, mencionando explosivos en el colegio y criticando al sistema. Jorge, otro empleado de confianza, señaló que el remitente del correo era sospechoso.

Nicolás agrega que la policía estaba investigando si estas amenazas estaban relacionadas con otros incidentes similares en otros colegios, y le pide a Karina que investigue sobre las amenazas en otros colegios y que hable con alumnos, aunque menciona que si no puede está todo bien, porque sabe que su madre no estaba bien. Karina comienza con la tarea ese mismo día.


Capítulo 6

Mails entre Milo y Karina


Primer correo 

Martes 9 de septiembre

Milo, quien afirma ser el padre de Karina, le escribe para expresarle su deseo de conocerla. Aclara que no es una presión de su madre ni de nadie más, sino un interés genuino. Menciona que solo la ha visto en fotos y cree que se parecen. Le propone reunirse para tomar un café sin compromisos.


Segundo correo 

Miércoles 10 de septiembre

Karina responde con ironía y escepticismo, cuestionando el repentino interés de Milo después de 17 años de ausencia. Rechaza la idea de conocerlo, alegando que está ocupada y no necesita a un extraño en su vida. Se despide de manera formal y distante.


Tercer correo 

Miércoles 10 de septiembre

Milo responde con humor a la ironía de Karina, aceptando su postura sin presión. Sugiere que no hay prisa y que enviará más información sobre sí mismo para dejar de ser un desconocido. 



Capítulo 7

En el colegio, circulan rumores que señalan a Claudio Rosini como el responsable de las amenazas anónimas. Aunque Karina se siente incómoda con la especulación irracional de sus amigas Mercedes y Virginia, estas insisten en que Claudio actúa de manera extraña: es solitario, evita los exámenes orales y recientemente pasó media hora encerrado en un baño, lo que aumentó las sospechas. Karina intenta defenderlo, argumentando que su nerviosismo es comprensible si todo el colegio lo señala, pero al mismo tiempo busca información para el artículo que escribe con Nicolás.


Decidida a investigar, Karina se acerca a Claudio, quien está sentado en el patio leyendo un libro. Al preguntarle directamente sobre las amenazas, Claudio reacciona con irritación, acusándola de seguir los rumores infundados que lo vinculan a él y a Celeste, otra alumna marginada. Claudio señala la falta de motivos para que alguno de los dos quisiera perjudicar al colegio y sugiere que el culpable podría ser alguien que se beneficia económicamente, como estudiantes que pagan por evitar exámenes.


Celeste, una chica tímida y aislada debido a la reciente muerte de su madre, se une a la conversación y apoya la teoría de Claudio, mencionando que en otros colegios han ocurrido situaciones similares por dinero. La charla se interrumpe con el timbre, y Claudio se retira molesto. Karina, sintiendo vergüenza por haber contribuido al acoso, intenta disculparse con Celeste. Ambas intercambian palabras breves y sinceras, reconociendo mutuamente sus propias dificultades personales.




Capítulo 8

Karina y su madre, Isabel, discuten sobre dónde se quedará Karina durante los días que Isabel esté internada. Karina insiste en quedarse sola en casa, pero Isabel prefiere que pase tiempo con Alicia, una vecina amiga. Finalmente, llegan a un acuerdo: Karina hará las comidas en casa de Alicia pero dormirá en su hogar, solución que no satisface del todo a ninguna de las dos.


Mientras Isabel prepara su bolso para la clínica, menciona a Milo, el padre de Karina, preguntándole si ha decidido no verlo después de que él le escribiera. Karina se muestra sorprendida al descubrir que Isabel ha mantenido contacto con Milo y que incluso se han visto. Surge una discusión cuando Karina cuestiona por qué su madre nunca le contó detalles sobre su relación con Milo. Isabel explica que nunca fue una relación formal, sino una amistad que comenzó en la facultad (ambos estudiaban Letras) y que años más tarde, tras reencontrarse en una fiesta, tuvieron un breve romance. Milo se enteró del embarazo de Isabel justo antes de viajar a Escocia para una beca, y ella decidió no involucrarlo, respetando sus planes.


Isabel intenta convencer a Karina de que conozca a Milo, destacando que ahora tiene una buena posición económica y que podría ser un apoyo para ella, especialmente si la operación de Isabel no sale bien. Karina rechaza la idea, indignada por la mención del dinero, e insiste en que todo saldrá bien con la salud de su madre, aunque internamente no puede evitar preocuparse por ello. La conversación deja en evidencia las tensiones entre madre e hija, así como los sentimientos contradictorios de Karina hacia la figura de su padre.



Capítulo 9

Al llegar al colegio, Karina encuentra una multitud reunida en la puerta, donde Jorge, el portero, impide el acceso anunciando que las clases están suspendidas debido a una nueva amenaza grave. Los estudiantes se niegan a irse, especulando sobre lo ocurrido, mientras Jorge les informa que el director enviará un comunicado pronto. La llegada de un patrullero con dos policías y un civil aumenta la tensión, pero no se trata de brigadas antiexplosivos.


Karina se acerca a Nicolás, quien comenta que su tío (director del colegio) tenía mala cara al recibir a la policía. Después de esperar sin novedades, llega una camioneta de televisión, pero no les permiten ingresar. Nicolás averigua que el incidente involucra una pintada en el colegio, aunque no sabe su contenido. Finalmente, los estudiantes reciben un comunicado vago que menciona daños en las instalaciones por intrusos y anuncia la reanudación de clases al día siguiente.


Horas más tarde, circula una foto de la pintada en redes sociales y chats: en letras rojas y amenazantes, el mensaje dice “PRONTO ALGUIEN VA A MORIR”. Karina intenta ocultar la imagen a su madre, que se prepara para una operación al día siguiente, pero la noticia se difunde rápidamente. La situación escalaba: ya no se trataba de llamadas o correos anónimos, sino de una intrusión real en el colegio con un mensaje directo y siniestro.


Capítulo 10

Karina visita a su madre, Isabel, en el hospital después de su operación. Aunque Marga le asegura que los resultados médicos son buenos, Karina nota el aspecto pálido y débil de su madre. Durante la breve visita autorizada, Isabel evita hablar de su salud y prefiere distraerse con otros temas. Karina menciona que comió con Alicia y Sergio, pero rápidamente cambia de tema para preguntar sobre Milo, su padre.


Isabel, sorprendida por el interés de su hija, comienza a hablar sobre Milo. Explica que lo conoció en la facultad, donde ambos estudiaban Letras. Aunque desde el principio le pareció carismático e interesante, en ese momento cada uno tenía pareja (Milo con Betina e Isabel con Hernán). Años más tarde, se reencontraron en una fiesta, donde un incidente torpe (voltear una copa de vino) los acercó y terminaron saliendo. Sin embargo, Milo ya tenía planes de irse a Escocia para perseguir su carrera como escritor, y el embarazo de Isabel no encajaba en sus proyectos.


Karina expresa su indignación porque Milo la abandonó, pero Isabel corrige esa idea: aclara que ella tomó la decisión de seguir adelante sola, respetando que él no quería ser padre en ese momento. Agotada por la conversación, Isabel pide descansar, y Karina se queda un rato más a su lado, observando su fragilidad.



Capítulo 11

Karina llega al colegio mientras circula un video viral entre los estudiantes. El video muestra a dos personas encapuchadas y con cascos, de espaldas, forzando el portón del colegio y escribiendo con aerosol las primeras palabras de la pintada amenazante: "PRONTO ALGUIEN…". El video se corta antes de mostrar el mensaje completo. El perfil que lo publicó, bajo el alias "Humo", solo tiene una imagen de una fogata, sin más información.


El ambiente en el colegio está tenso. La pintada ya ha sido limpiada, pero quedan manchas rojizas en la pared que algunos asocian con sangre. Los rumores señalan a dos alumnos problemáticos de tercer año, Facundo Estévez y Lucas Marotti, como posibles responsables, aunque no hay pruebas. Las clases se ven interrumpidas por la distracción general, y la dirección envía un comunicado anunciando nuevas medidas de seguridad, como cámaras de vigilancia, pero sin mencionar el video.


Al salir, Karina y Nicolás comentan la situación. Nicolás propone reunirse el sábado en un café para corregir detalles de un trabajo escolar y hablar sobre lo ocurrido. Aunque Karina se sorprende por la propuesta, acepta, y la idea de tener planes para el sábado mejora su ánimo, distrayéndola temporalmente de la preocupación por su madre enferma.


Capítulo 12

Karina recibe una caja misteriosa el sábado, entregada por el encargado de su edificio. Al principio piensa que es un regalo tardío de su tía, pero al abrirla encuentra fotos y tres libros. Una nota manuscrita de Milo, su padre, explica que son materiales para que ella lo conozca mejor.


Molesta por lo que percibe como una intrusión, Karina vacila entre devolver la caja o satisfacer su curiosidad. Finalmente, revisa su contenido: los libros son obras de Milo, y las fotos incluyen imágenes de él en su adolescencia (donde nota un posible parecido físico), su hermana Irene con sus hijos (sus primos), y sus abuelos paternos, Rita y Joaquín. La foto de estos últimos la impacta especialmente, al confrontarla con una familia desconocida hasta entonces.


Aunque guarda todo de vuelta en la caja, intentando no pensar en ello, más tarde encuentra un correo de Milo preguntando si recibió el paquete y solicitando noticias sobre la salud de Isabel. En una posdata, menciona las amenazas en el colegio de Karina, llamándolo "una historia interesante". El envío y el correo intensifican sus sentimientos contradictorios sobre la presencia repentina de Milo en su vida.



Capítulo 13

Karina se prepara con cuidado para encontrarse con Nicolás en un café, preguntándose por qué le importa tanto su apariencia. Antes de la cita, visita a su madre en el hospital, pero Isabel está dormida debido a la medicación, lo que deja a Karina con sentimientos de tristeza.


En el café, Nicolás ya está trabajando en las correcciones de su proyecto escolar. Después de terminar los ajustes, la conversación deriva hacia los problemas del colegio: Nicolás revela que la institución enfrenta dificultades económicas y que algunos padres están considerando retirar a sus hijos debido a las amenazas. También menciona tensiones entre sus tíos (los directores) y la posibilidad de que el colegio cierre, aunque pide discreción a Karina.


A su vez, Karina comparte detalles personales: habla del cáncer de su madre, la aparición de Milo en su vida y la caja con fotos y libros que recibió. Nicolás se sorprende al descubrir que Milo Banks, un escritor cuyas obras admira, es el padre de Karina. Él la anima a conocerlo, argumentando que podría ser interesante, pero Karina se muestra reticente.


Aunque inicialmente quería irse pronto, Karina termina disfrutando de la tarde con Nicolás. Más tarde, en casa, no puede dejar de pensar en su sugerencia de conocer a Milo, un tema que la persigue incluso mientras realiza sus rutinas nocturnas.


Capítulo 14

Karina le escribe un correo a Milo en la madrugada del 15 de mayo. Le confirma que recibió la caja y le informa que la operación de su madre salió bien, aunque Isabel aún está débil. También menciona las amenazas en su colegio, admitiendo que le generan miedo en lugar de parecerle "interesantes", como Milo había sugerido en su mensaje anterior.


Milo responde una hora después. Se muestra aliviado por la noticia de la operación y ofrece su ayuda si la necesitan. Aclara que su comentario sobre las amenazas no fue frívolo, sino que lo dijo porque el tema tiene múltiples aristas para analizar. Reitera su preocupación por la seguridad de Karina y le propone conversar más sobre el asunto si ella lo desea. El mensaje cierra con un tono cálido y un abrazo.



Capítulo 15

Karina, incapaz de dormir, revisa la caja que Milo le envió y selecciona dos libros para prestarle a Nicolás. El tercero, Demasiado real, lo comienza a leer por curiosidad. La novela sigue a Louis, un escritor solitario de novelas policiales que, buscando inspiración, se involucra con una banda criminal. Aunque inicialmente desconfía del protagonista (que le parece un ególatra), se engancha con la trama cuando Louis presencia un asalto violento y termina custodiando un bolso con armas y dinero para uno de los delincuentes, Jim.


La situación empeora: Jim manipula a Louis para que lo acompañe a una casa abandonada donde yace el cadáver de un empresario secuestrado. Louis queda encerrado allí, logra escapar, pero es arrestado días después por el crimen. Las pruebas lo incriminan, y su defensa —que todo era investigación para un libro— no convence a la policía. Desde la cárcel, contrata a un astuto abogado, Ferguson, para demostrar su inocencia.


Karina lee hasta el amanecer, fascinada por los giros de la trama. Al terminar, reflexiona que el verdadero héroe es el abogado, no Louis, quien le resulta oscuro e impulsivo. Decide saltarse el almuerzo con Alicia para terminar el libro, marcada por la complejidad moral de la historia y, quizás, por lo que revela sobre la escritura de Milo.


Capítulo 16

Karina le escribe a Milo el 16 de mayo a las 19:15, expresando sus impresiones sobre Demasiado real. Cuestiona la credibilidad del personaje de Louis, preguntándose quién actuaría de manera tan autodestructiva y por qué la trama es tan macabra. Menciona que prefirió al personaje del abogado Ferguson y lanza preguntas directas a Milo: si él alguna vez estuvo cerca de un muerto, si tuvo armas o si le gustaría experimentar algo similar.


Milo responde a las 21:12. Se muestra contento de que Karina haya leído su novela y explica que el género policial explora los impulsos oscuros y prohibidos de las personas, aunque aclara con humor que nunca ha matado a nadie y que sus investigaciones han sido inocentes. Le propone reunirse al día siguiente a las cuatro de la tarde en el Café Teodoro, ubicado a tres cuadras de la casa de Karina, para conversar más sobre el tema.


A las 23:05, Karina responde aceptando la invitación, pero con la condición de quedarse solo un rato. El intercambio muestra su curiosidad mezclada con cautela, mientras Milo intenta acercarse a ella mediante un tema que ahora comparten: su obra literaria.



Capítulo 17

Al llegar al colegio, los estudiantes encuentran un guardia de seguridad privada en la entrada, lo que genera más nerviosismo que tranquilidad. El ambiente se tensa cuando el guardia revisa la mochila de Facundo, uno de los alumnos problemáticos de tercer año, y encuentra un cortaplumas. Tras un forcejeo, Facundo es llevado a la dirección y se llama a sus padres. Además, se descubre que faltan materiales del laboratorio de física y química, lo que aumenta las sospechas hacia Facundo y su amigo Lucas, ya vinculados por rumores a las amenazas.


Karina habla con Nicolás sobre la situación, especulando si Facundo y Lucas podrían estar involucrados en las amenazas a cambio de dinero, como ha ocurrido en otros colegios. Nicolás admite que los rumores son tan variados que es difícil distinguir la verdad. La paranoia se extiende: además de Facundo y Lucas, se sospecha de Claudio, de un grupo de estudiantes que se sienten discriminados, del portero Jorge e incluso de un vecino del colegio.


Al salir del colegio, Karina, Nicolás y Gustavo comentan cómo la gente acusa a quienes no les caen bien. Gustavo menciona que varios alumnos planean irse, incluyendo a Manuel, y que Celeste y su amiga Olivia están considerándolo. Karina reflexiona sobre el clima opresivo del colegio y cómo afecta su propio estado de ánimo.


Al final del día, Karina le entrega a Nicolás los libros de Milo que le había prometido. Nicolás la anima a no cancelar el encuentro con su padre, insistiendo en que será una experiencia valiosa. Aunque Karina duda, la posibilidad de tener algo interesante que contar a Nicolás la decide finalmente a asistir.


Capítulo 18

Un nuevo video aparece en redes sociales, subido nuevamente por el misterioso usuario "Humo". El video se viraliza rápidamente entre los estudiantes del colegio. En la grabación, Pablo, el director, aparece frente a la pintada amenazante ("PRONTO ALGUIEN VA A MORIR") mientras habla con alguien fuera de cámara. Pablo minimiza el incidente, calificándolo como una "travesura de algún chico estúpido", y expresa su preocupación por la posible reacción de los padres si se enteran. Ordena limpiar la pintada de inmediato para evitar más alarmas. El video termina con una carita riendo y la frase repetida: "Todo se va a saber. Todo se va a saber. Todo se va a saber".


Karina ve el video mientras se dirige a encontrarse con su padre. Impactada, llama a Nicolás, quien confirma haberlo visto y menciona que Pablo negó haber dicho esas palabras, asegurando que solo pidió limpiar la pintada para evitar el pánico. Nicolás comenta que la situación ha generado un gran escándalo entre los padres, quienes exigen una reunión urgente. La conversación se interrumpe porque Nicolás no puede seguir hablando en ese momento, pero promete llamarla después.


El video agrava la tensión en el colegio, poniendo en duda la credibilidad de Pablo y alimentando aún más la incertidumbre y el miedo entre la comunidad estudiantil.



Capítulo 19

Karina llega al café donde Milo la espera. Lo reconoce de inmediato por las fotos de sus libros, pero la situación se vuelve incómoda cuando él la abraza con efusividad. Durante la conversación, Milo expresa su felicidad por conocerla y su arrepentimiento por haber estado ausente todos estos años. Karina se muestra fría y crítica, cuestionando sus motivos para aparecer ahora. Milo explica que nunca quiso ser padre en ese momento de su vida, pero que al ver fotos de Karina y hablar con Isabel, algo cambió en él.


La tensión se alivia brevemente cuando una fan interrumpe para pedirle un autógrafo y una foto a Milo, quien accede con amabilidad. Karina observa cómo su padre maneja la atención con naturalidad. Retomando la conversación, Milo aclara que, aunque escribe sobre temas oscuros, su vida es normal y sin turbulencias. Karina le cuenta sobre las amenazas en el colegio, incluyendo el último video que compromete al director Pablo.


Milo le propone asistir a la presentación de su nuevo libro el viernes, y Karina, aunque dubitativa, considera la idea de llevar a Nicolás, fanático de sus obras. Intercambian números de teléfono para coordinar detalles, y Karina se marcha con una sensación contradictoria, mezcla de incomodidad y curiosidad, mientras Milo demuestra genuino interés en construir una relación con ella.


Capítulo 20

Marga informa a Karina por teléfono que su madre, Isabel, está débil después de una sesión de radioterapia, pero los médicos son optimistas. A pesar de las recomendaciones de no visitarla, Karina insiste y logra verla brevemente al final del día. Encuentra a Isabel agotada y semidormida. Para animarla, Karina le cuenta sobre su encuentro con Milo, exagerando lo positivo de la experiencia y mencionando que asistirá a la presentación de su libro el viernes. También miente sobre la situación en el colegio, afirmando que todo se ha calmado. Isabel, aunque débil, muestra interés y se tranquiliza. Antes de irse, Isabel menciona que perderá el pelo por el tratamiento, pero Karina la reconforta diciendo que los sombreros le quedarán bien.


Al salir del hospital, Karina recibe una llamada de Nicolás, quien nota su tono decaído y la invita a cenar en su casa. Aunque inicialmente duda, acepta. En casa de Nicolás, cocina salsa con él, su hermano mellizo Gustavo y su hermana menor Nati, creando un ambiente distendido. Juegan a las cartas, comen torta y bombones de chocolate con licor, evitando hablar de problemas. Durante la caminata de regreso, bromean sobre la conexión entre mellizos, lo que hace reír a Karina y le brinda un respiro temporal de sus preocupaciones. La noche termina con una sensación de alivio y camaradería, contrastando con el estrés del día.



Capítulo 21Karina llega tarde al colegio y olvida su celular en casa, lo que la pone de mal humor durante las clases. Cerca del final de la jornada, la secretaria Pilar la llama a Dirección por un "mensaje urgente de su familia". El anuncio la paraliza: asume lo peor sobre la salud de su madre. Con las piernas temblorosas y lágrimas en los ojos, baja las escaleras hacia la dirección, convencida de que Isabel ha empeorado o ha muerto.

Al entrar, Pablo, el director, nota su angustia y se apresura a aclarar que no hay malas noticias. Marga, amiga de Isabel, llamó porque no podía contactar a Karina (al dejar su celular) para coordinar que esté en casa a las 2:00 p.m. y prepare ropa y estudios médicos para su madre. Karina, aliviada pero aún afectada, no puede contener el llanto. Pablo, reconociendo su error por no dar contexto a Pilar, se muestra empático: le ofrece café, chocolate y palabras de apoyo, destacando que el colegio es como una familia.

Antes de que Karina se vaya, Pablo insiste en que se lleve el resto del chocolate, afirmando que ella lo necesita más que él. El gesto amable contrasta con el susto inicial, dejando a Karina con una mezcla de alivio y gratitud mientras sale de la dirección.


Capítulo 22Karina y Nicolás caminan juntos hacia la parada del colectivo, como ya es habitual. Gustavo no los acompaña en esta ocasión. Nicolás pregunta a Karina si ha reflexionado sobre las amenazas y los videos recientes en el colegio, pero ella evade el tema, aún afectada por el incidente en la oficina de Pablo, aunque no lo menciona. Nicolás confiesa que el asunto lo tiene nervioso y se pregunta quién está detrás de los ataques a su tío Pablo.


Karina comenta que Pablo parecía alterado cuando lo vio, pero destaca que fue amable con ella. Nicolás revela que Pablo ha estado distante últimamente, incluso con su familia, y que su madre lo critica por su tendencia a enamorarse fácilmente en lugar de "sentar cabeza". También menciona que la relación entre Pablo y sus hermanos (Alfredo y su madre) se ha enfriado, posiblemente por la división del colegio.


Nicolás sugiere que Milo, el padre de Karina, podría tener teorías interesantes sobre las amenazas, dado su expertise como escritor de novelas policiales. Karina le cuenta que Milo presentará un nuevo libro al día siguiente, y Nicolás, entusiasmado, la convence de ir juntos al evento. Aunque Karina duda inicialmente, finalmente acepta. La conversación termina con Nicolás emocionado por la posibilidad de que Milo le firme uno de sus libros.



Capítulo 23Karina y Nicolás llegan a la presentación del nuevo libro de Milo, El círculo incompleto, en una librería de Palermo. La sala está casi llena, y Karina se siente incómoda al notar miradas curiosas, especialmente de una pareja mayor que podría ser sus abuelos paternos. Le dice a Nicolás que no quiere quedarse al cóctel posterior, pero accede a esperar hasta la firma de libros.


El evento comienza con intervenciones del editor, Manuel Albertini, y una escritora invitada, quienes elogian la obra de Milo. Luego, Milo lee el primer capítulo de su novela, donde el abogado Ferguson defiende a una científica acusada de envenenar a su marido. Nicolás disfruta la lectura, mientras Karina lucha por concentrarse.


Durante la ronda de preguntas, Milo habla sobre su proceso creativo, la dificultad de sorprender a los lectores de policiales y su interés por los crímenes ficticios frente a los reales, que considera "vulgares". También discute sobre inteligencia artificial, negando que represente un apocalipsis pero advirtiendo sobre riesgos en privacidad y autonomía. Nicolás pregunta si Milo ambientará alguna novela en Buenos Aires, y Milo confirma que está considerando traer a Ferguson a la ciudad.


Al terminar, se forma una fila para la firma de libros. Milo los recibe con entusiasmo, y Karina le presenta a Nicolás, aclarando que no pueden quedarse al cóctel. Sin consultarla, Milo invita a ambos a almorzar al día siguiente, y Nicolás acepta emocionado. Karina se siente excluida de la decisión y sale del lugar con una sensación de invisibilidad, mientras Milo promete enviarles detalles del restaurante por mensaje.


Capítulo 24

Tras la presentación del libro, Nicolás se disculpa con Karina por haber aceptado el almuerzo con Milo sin consultarla, pero ella decide no cancelarlo. Esa noche, al llamar al hospital, Marga le informa que Isabel está demasiado débil para hablar, aunque insiste en que todo es "normal". La angustia de Karina por la salud de su madre y la necesidad de distracción la llevan a mantener los planes.


En el restaurante, la elegancia del lugar y los modales de Milo irritan a Karina. Cuando él supone erróneamente que Nicolás es su novio y sugiere pedir bacalao, ella reacciona con brusquedad. Milo, reconociendo su error, pide comenzar de nuevo. El ambiente se relaja mientras él comparte detalles de su vida: su divorcio reciente, el regreso a Argentina para estar cerca de su familia y su agotamiento tras la serie televisiva. Invita a Karina a conocer su casa en reformas.


La conversación deriva hacia las amenazas en el colegio. Nicolás detalla los incidentes, y Milo sugiere que el objetivo real podría ser perjudicar a Pablo, dado que no ha habido violencia física. Nicolás, entusiasmado, propone que Milo investigue el caso como material para una futura novela, comparándolo con Arthur Conan Doyle resolviendo crímenes reales. Aunque Milo bromea sobre la falta de un cadáver para un buen policial (lo que Karina reprueba con una mirada), acepta reunirse con Pablo. Nicolás sugiere que él y Karina podrían ser sus "asistentes Watson". La comida termina con un acuerdo tácito para seguir indagando, mientras Karina oscila entre la reticencia y la curiosidad.



Capítulo 25

Karina cada vez tiene más dificultad para reconocer a su madre, ahora tan flaca y pálida, tendida en una cama de hospital. Esa tarde le pide acostarse un rato a su lado porque llega cansada. Isabel, su madre, le responde con humor que si la enfermera entra las va a retar, pero le permite acostarse mientras no venga nadie.


Karina se acomoda junto a ella, del lado donde tiene conectada una vía en el brazo. Cierra los ojos, y disfruta del momento: cuando solo escucha su voz, sin mirarla, su madre parece volver a ser la de antes. Isabel le pregunta cómo va todo con Milo. Karina intenta sonar optimista y responde que están avanzando. Luego le cuenta sobre una presentación de un libro y un almuerzo que compartieron con Nicolás.


Por un momento cree que su madre se ha quedado dormida, pero ella vuelve a hablar y le pregunta si conoció a alguien más de la familia de Milo. Karina responde que sabe que tiene padres y una hermana con hijos, pero no quiere conocerlos todavía porque siente que es demasiado pronto. Isabel le pregunta si ella los conoce, y Karina recuerda haber visto a la hermana una vez cuando estudiaban juntos, y le pareció agradable. Isabel sugiere que no estaría mal que Karina aceptara algún encuentro.


Karina se incomoda con la insistencia y le dice “mamá”, tratando de frenar el tema. Isabel reconoce que tal vez es pronto, pero menciona la posibilidad de que conozca a unos primos. Karina le responde que no necesita que le organicen la vida, y que pronto todo volverá a la normalidad. Isabel coincide: si todo sale bien, en dos o tres días le dan el alta.


Karina le promete esperarla con una torta y hasta con la casa ordenada. Isabel sonríe y le dice “te quiero, pichoncita”, algo que no decía hace mucho tiempo. Ese apodo le provoca a Karina ganas de llorar. Cierra los ojos, intenta no pensar y finalmente se queda dormida. Cuando despierta, se da cuenta de que ha soñado que estaban en casa, como antes, y todo estaba bien.


Capítulo 26

Unos días después, se vuelve a reunir el “Club Holmes”, como llama Nicolás al trío que forman con Karina y Milo. Milo ha estado en el colegio recientemente y dice que la visita fue muy positiva. Nicolás hace las presentaciones, exagerando elogios sobre Milo y sus libros. Milo conversa con varios: primero con Pablo, luego con Silvia (la coordinadora) y finalmente con Jorge.


Más tarde, en una cafetería mientras comen torta de chocolate, Milo les dice que todos fueron muy amables y abiertos. Karina le pregunta por qué confían en él si no es policía ni fiscal. Milo responde que él también se lo pregunta, y que probablemente es por su fama: desde que aparece en televisión, la gente se vuelve más “cholula” y siente que ser escuchados por alguien conocido los hace importantes. Aunque habla con sarcasmo, es claro que disfruta de la atención.


Nicolás agrega que muchos creen que la policía no actúa y que alguien que piensa con inteligencia puede ayudar. Menciona que su tío quedó impresionado con los libros de Milo. Entonces le preguntan si hay nueva información.


Milo saca su cuaderno y repasa con ellos las amenazas. La primera fue una llamada telefónica que atendió Silvia, con una voz idéntica a la de Pablo. Esto no tiene sentido hasta que Nicolás sugiere que usaron un programa para clonar voces, algo técnicamente sencillo pero sofisticado en su intención. El mensaje parece ser una advertencia: “tenemos muchos recursos y sabemos usarlos”.


Luego se refiere a una segunda amenaza: un mail con un mensaje inquietante sobre una “situación podrida” y la muerte como purificación. Lo más preocupante es que el mail proviene de la cuenta de Pablo. Los tres se sorprenden. Alguien hackeó su correo para enviar esa amenaza. Milo explica que en el colegio compartían wifi y las contraseñas eran muy débiles, así que el sistema fue vulnerado. Ahora lo cambiaron, pero no se sabe qué información fue comprometida. Menciona que se accedió incluso a datos personales, bancarios y mensajes.


Después, habla de la tercera amenaza: la pintada. Jorge la ve temprano por la mañana, cuando empieza su jornada a las 6:30. Como el colegio había cerrado la noche anterior a las 19, alguien entró durante la noche o madrugada. Jorge vive en una habitación aislada y no oyó nada. La pintada está hecha con spray rojo y claramente fue planeada, ya que toma tiempo. No rompieron la puerta, pero forzaron la cerradura del portón. En el video de seguridad se distinguen dos personas.


Milo comenta que podrían ser Facundo y Lucas, pero no está seguro. Karina le pregunta por qué se filmarían, y él responde que probablemente lo hacen para alardear, como una demostración de poder: pueden clonar voces, hackear, infiltrarse, etc.


Luego hablan del último video, que parece una provocación directa a Pablo. Aunque él asegura no haber dicho lo que allí se oye, el video se viraliza y lo deja muy mal parado frente a los padres. Aunque pudiera estar editado, la percepción pública ya está formada.


Karina le pregunta qué concluye “Sherlock Holmes” de todo esto. Milo se ríe y dice que, por ahora, nada definitivo. Pero menciona que consiguió el contacto de un policía involucrado en el caso, que es amigo de un amigo y probablemente quiera hablar con él. Supone que este policía cree que Milo puede ayudar o que, al menos, su fama puede servir para difundir información.



Capítulo 27

Al llegar a su casa, Karina recibe un mensaje de Alicia preguntándole si va a cenar. Al releerlo, interpreta que en realidad es una invitación directa: “Cenás acá, ¿no?”. Karina acepta por compromiso, aunque no tiene muchas ganas. Sin embargo, al llegar, el olor de la salsa cocinándose le hace pensar que fue una buena decisión: hace días que no come algo que realmente le guste.


Se recuerda cómo Alicia y su madre se conocieron en el ascensor del edificio. Al principio hablaban como vecinos, sobre temas triviales: el clima, el encargado, arreglos del edificio. Hasta que un día Isabel notó a Alicia rara, le preguntó qué le pasaba, y Alicia se quebró. En ese breve trayecto entre pisos, le contó que era fotógrafa, que la habían despedido, que su pareja también estaba desempleada y que acumulaban deudas que no sabían cómo pagar.


Isabel, conmovida, se comprometió a ayudarla a encontrar trabajo. Cuando se propone algo, no para hasta lograrlo. Tres días después, consigue que un amigo que organiza eventos la contrate como fotógrafa para fiestas. Aunque no es un trabajo glamoroso, le permite sobrevivir. Alicia se emociona y la abraza.


En la cena, Alicia le pregunta a Karina sobre los últimos días, el colegio, y los amigos. Le dice que puede venir cuando quiera, incluso traer a alguien. Karina, desconfiada, le agradece pero le dice que ya sabe cómo es: seguro su mamá le pidió que vigile a sus amigos o que le pase información. Cree que incluso le habló de Nicolás.


Alicia sonríe y responde que Isabel se pone ansiosa. Karina afirma que demasiado: quiere controlar todo desde la clínica. Alicia le explica que Isabel está atravesando un momento difícil y necesita saber que Karina está bien. Karina nota que Alicia evita mirarla mientras dobla una servilleta por tercera vez.


De repente, Karina le pregunta si cree que su madre va a morir. Alicia se sorprende y lo niega. Dice que no sabe más que ella sobre su estado de salud, pero ve que está luchando y quiere ayudar en lo que pueda. Karina le agradece y le aprieta el brazo antes de ir a buscar los vasos. Alicia le responde que le cae bien su mamá. Karina sonríe y dice que a ella también.


Capítulo 28

En los días siguientes, todo en el colegio parece volver a una normalidad dentro de la anormalidad: hay un guardia vigilando, se instalan más cámaras y los nuevos protocolos complican los accesos, pero se mantiene una calma precaria.


El viernes, Karina recibe un mensaje de Milo: se ha reunido con un policía y tiene nueva información. Le propone hacer la reunión en su casa y le dice que le gustaría que ella la conociera. Le sugiere almorzar el sábado. Karina le pregunta si también estará Nicolás y Milo le responde que solo si ella quiere. Karina acepta llevarlo, aunque entiende que ir a la casa de Milo implica avanzar en la relación, algo que la entusiasma y, al mismo tiempo, la intimida. La presencia de Nicolás sirve para evitar una cercanía excesiva para la que todavía no se siente lista.


Durante el viaje en colectivo hacia la casa de Milo, Karina le pide a Nicolás que baje un poco la intensidad de su admiración por Milo, que le molesta. Nicolás promete que intentará disimular.


La casa de Milo causa impacto, especialmente un amplio estudio con bibliotecas y fotos con celebridades. En una tercera planta hay dos habitaciones vacías. Nicolás pregunta para qué las usará. Milo responde que no lo sabe, pero piensa en hospedar amigos o tal vez, en un guiño a Karina, que una sea para ella si alguna vez quiere quedarse. Incluso le propone ayudarlo a elegir los muebles. Karina responde evasivamente. Luego se sientan a comer: Milo ha preparado canelones y hay otros platos listos sobre la mesa.


Mientras enciende el horno, Milo les cuenta sobre su entrevista con Roberto Matienzo, el investigador policial. Lo describe como alguien accesible y conversador, aunque admite que no le aportó mucha información. Matienzo parecía más interesado en hablar sobre series policiales y en transformar relatos espeluznantes en guiones. Hablaron más de eso que del caso, pero quedaron en verse otra vez.


Nicolás le pregunta si fue genial actuar en la serie. Milo cuenta que desde chico se interesó por la actuación, aunque solo hizo algunas obras de teatro alternativo. En la serie, los productores lo eligieron como actor por ser el autor del libro, lo cual les pareció una buena estrategia de promoción.


Karina le pregunta en tono burlón cómo se lleva con la fama y si recibe mucho acoso. Milo dice que tiene sus ventajas y desventajas: se pierde intimidad, pero también le permite, por ejemplo, que un inspector policial se anime a contarle cosas que no debería.


Entonces les cuenta lo más interesante: los investigadores no creen que se trate de un caso más dentro de la ola de amenazas escolares. Este tiene particularidades que lo vuelven más serio, más interno. Cuando Karina pregunta por sospechosos, Milo responde que están los evidentes: Facundo, Lucas y un profesor que se fue descontento el año pasado, Francesi. Pero no hay pruebas sólidas. La investigación avanza lentamente porque la policía está saturada de trabajo y no le da prioridad al caso.


Sobre los videos, Milo dice que los está analizando la policía científica, pero aún no emitieron un informe. En resumen, no hay avances concretos. Justo cuando intenta cerrar con una frase esperanzadora, suena su teléfono. Mira la pantalla y se excusa: va a atender porque siempre puede haber sorpresas.



Capítulo 29

Nicolás vuelve con una expresión extraña y les informa a Karina y Milo que Silvia, Jorge y Pablo están en la escuela debido a una nueva amenaza. Silvia está muy alterada y pidió que Nicolás fuera; están esperando a la policía, que tarda en llegar.


A pesar de las dudas de Karina y Milo, los tres deciden ir. Jorge los recibe en la escuela, visiblemente nervioso, y los lleva a la Dirección, donde están Silvia y Pablo. Jorge cuenta que desde el año pasado vive en una habitación en la terraza de la escuela, y que al bajar al depósito en planta baja encontró algo repugnante.


Deciden ver lo ocurrido antes de que llegue la policía. Jorge lleva a Milo, Karina y Nicolás a la zona del depósito. Señala unas huellas en la puerta, y explica que las había limpiado horas antes, pero ahora están nuevamente allí.


Al entrar al cuarto, los invade un olor nauseabundo. El lugar está oscuro y desordenado, lleno de productos de limpieza. Al iluminar con la linterna del celular, ven colgando del techo el cuerpo destripado de un animal.


Karina se sobresalta. Milo examina con un lápiz el cuerpo: es un gato, abierto por completo, con la cabeza apenas reconocible. En la cola del animal hay un cartel clavado con un alambre que dice:

“Último aviso”.


Capítulo 30

Mientras todavía estaban en el depósito, llegaron tres policías que los expulsaron para preservar la escena del crimen. Justo cuando salían del edificio, entraba Matienzo. Milo se ofreció a acompañarlo hasta la oficina de Pablo y logró quedarse en la reunión.


Después, camino al auto, Nicolás le pide a Milo que cuente lo sucedido. Karina, en cambio, está perturbada y no puede dejar de pensar en la imagen repulsiva del gato destripado.


Paran a comer pizza y allí Milo acepta contar lo que sabe, dejando claro que todo debe mantenerse en secreto. Según Pablo, los hechos tuvieron que haber ocurrido el día anterior por la tarde o la noche. La escuela estaba llena de gente hasta las siete, pero en la planta baja. El depósito estaba con llave, aunque se sabe que hay varias copias.


Hablan de la posibilidad de que alguien muy familiarizado con la escuela haya usado una copia y luego la haya devuelto sin que nadie lo notara. También consideran que pudo haber sido de noche, aunque Milo aclara que no sería fácil por las múltiples puertas que habría que abrir.


No tienen sospechosos claros, pero reconocen que la situación es cada vez más grave. La pintada ya era inquietante, pero esto es peor. Karina pregunta qué vendrá después si esto fue el “último aviso”.


Cuando salen de la pizzería, Karina ve una notificación en su celular: Mercedes le reenvió una foto. Nicolás también la tiene. Todos recibieron un primer plano del gato destripado. Al rastrear el origen, descubren que fue enviada por el usuario “Humo”.



Capítulo 31Tras dejar a Nicolás en su casa, Karina y Milo siguen en silencio. Karina percibe que Milo oculta algo, y él termina confesando que Silvia le había contado que Pablo tuvo una crisis nerviosa muy violenta tras el hallazgo del gato. Tiró cosas, gritó y se mostró totalmente desbordado. Silvia quedó muy afectada por esa reacción.


Milo le revela que Matienzo sospecha que detrás de las amenazas hay un conflicto familiar, vinculado al hermano de Pablo, Alfredo, con quien tuvo una pelea muy dura tras la división de la sociedad que compartían.


Matienzo también le contó que Pablo está endeudado, atrapado por las apuestas online y en una situación económica desesperante, que ha intentado ocultar.


Karina queda en shock por esta revelación, pero el clima se intensifica aún más cuando recibe un llamado de Marga, quien le avisa que su madre no será dada de alta como esperaban por una infección intrahospitalaria leve. Karina se derrumba emocionalmente.


Para distraerse, Milo la invita a su casa. Ven dos capítulos de una serie donde Milo actúa como ayudante torpe de un detective. Karina lo ve quejarse, pero también percibe en él una faceta más tierna e insegura.


Cuando termina la serie, Milo hace zapping y en las noticias aparece la imagen del gato destripado. La historia del colegio ya es pública y genera alarma. El periodista menciona que intentaron contactar al director, sin éxito.


Milo concluye que quien está detrás de esto logró exactamente lo que quería: notoriedad pública. Y ahora queda ver qué pasará.


Capítulo 32

Karina visita a su madre en el hospital. Se sorprende al verla incorporada en la cama, leyendo una novela y de buen ánimo. Isabel le cuenta que tuvo fiebre el día anterior, pero que ya bajó y que no hay nada de qué preocuparse.


Karina duda si su madre le está diciendo la verdad o simplemente intenta tranquilizarla. Le pregunta por la infección, e Isabel le asegura que los antibióticos están funcionando. Luego le pide que le cuente qué estuvo haciendo.


Karina no sabe si su madre vio la noticia del gato en la televisión del cuarto, pero decide no mencionarlo. Le dice que estuvo estudiando para Historia y que vio una serie con Milo, donde él actúa como ayudante de un detective.


Isabel se muestra interesada en la serie. Karina le cuenta los detalles del primer capítulo, incluida la escena exagerada del final. Su madre se ríe y comenta que el televisor del hospital no sirve bien.


Antes de despedirse, Isabel le acaricia el brazo y le dice que no estuvo mal conocer a Milo. Karina, aún insegura, responde que le cuesta acostumbrarse, pero admite que no estuvo mal.



Capítulo 33

Cuando Karina sale de la clínica, recibe un mensaje de su padre, quien la cita con urgencia para contarle novedades del caso. Se encuentran en una cafetería, y él le cuenta que estuvo conversando con Matienzo y que planean, incluso, hacer algo juntos en el futuro (una novela o guion policial basado en casos reales). A Karina le sorprende esa cercanía, pero lo que más la inquieta es el contenido de las novedades.


Milo le informa que los elementos usados para colgar al gato (soga, alambre) provienen del laboratorio de física y química del colegio. Esto confirma que quien lo hizo es alguien con acceso y conocimiento del lugar. Además, las pisadas halladas corresponden a dos personas diferentes —una más pequeña, otra más grande—, lo que sugiere que hubo dos implicados.


Lo más perturbador es que una cámara de seguridad captó una imagen borrosa, pero suficiente como para sospechar de dos personas: Nicolás o Gustavo, ya que ambos tienen un físico similar. La grabación muestra a alguien con una mochila grande, girando la cabeza parcialmente. Matienzo cree que es uno de ellos y planea interrogarlos.


Karina reacciona con molestia, defiende a sus amigos y se enoja ante la sospecha. Se levanta para irse, pero Milo intenta calmarla y acompañarla. Mientras caminan, él le pide que mantenga cierta distancia de Nicolás y Gustavo hasta que se aclare la situación. Karina no puede creer lo que escucha. Se siente como en esas historias con un “giro inesperado” en las que el culpable resulta ser el mejor amigo.


Milo le dice que está tomando notas del proceso, quizás para escribir algo en el futuro, y reflexionan sobre la diferencia entre la ficción y la realidad: mientras en la literatura todo encaja, en la vida real todo es más desordenado.


Al despedirse, Milo insiste una vez más: quizás Nicolás no sea quien parece ser. Karina no responde, solo asiente y cierra la puerta.


Capítulo 34

El lunes, Karina nota la ausencia de Nicolás y Gustavo en el colegio, lo que la inquieta. Al hablar con Celeste, otra compañera, se entera de que varios alumnos faltaron y que el rumor sobre el padre de Karina —Milo— participando en la investigación ya empezó a circular. La situación genera incomodidad, tristeza y confusión entre los estudiantes.


Durante el día, Karina revisa su celular constantemente, sin recibir noticias. Su ansiedad aumenta hasta que finalmente, al llegar a casa, recibe un mensaje inesperado de Nicolás: “Pasó algo increíble, tengo que contarte. ¿Nos podemos encontrar esta tarde?”. Aunque Milo le había aconsejado mantener distancia, Karina miente y responde que estará en la clínica con su madre.


Nicolás la llama por teléfono y le revela que él y su hermano Gustavo fueron citados por la policía tras aparecer una imagen borrosa en una cámara del colegio. La imagen muestra a alguien cargando una mochila cerca del depósito el día del hallazgo del gato, y los policías dijeron que podría ser cualquiera de los dos. Aunque Nicolás insiste en que ninguno recuerda haber subido, ahora son sospechosos.


Karina escucha en silencio, entre la desconfianza, el desconcierto y el deseo de creerle. Nicolás intenta justificar lo ocurrido, argumentando que su hermano podría estar mintiendo o que las imágenes podrían haber sido adulteradas. La charla termina con una promesa de encontrarse al día siguiente, pero Karina queda aún más confundida.


El capítulo cierra con Karina agobiada por la incertidumbre: duda de todos, incluso de Nicolás. Se acuesta con la cabeza llena de pensamientos y se despierta con la sensación de no haber dormido. Se dirige al colegio como si caminara entre niebla, sin saber qué la espera.



Capítulo 35

Un error en la comunicación oficial dejó a gran parte del alumnado y del personal sin enterarse de que el colegio permanecería cerrado por duelo. Al llegar, se encuentran con un cartel que lo confirma, y pronto corre la noticia: Jorge ha muerto.


El impacto es inmediato. Algunos estudiantes se descomponen al imaginar la escena. Se dice que cayó desde la terraza, aunque no está claro si fue un accidente o un suicidio. Karina, preocupada, intenta encontrar a Nicolás y Gustavo, pero ninguno está presente.


Más tarde, en la casa de Milo, Karina conversa con él. Matienzo le había comentado que la defensa de la terraza estaba rota y que aún no sabían con certeza qué ocurrió: podrían haber sido causas accidentales o algo más.


Nicolás llega visiblemente afectado, con los ojos llorosos, y les cuenta que un vecino encontró el cuerpo y avisó a la policía. Cree que su tío podría haberse suicidado, ya que venía deprimido desde hacía tiempo, tras la muerte de su esposa y la pérdida de su hogar. Ahora vivía en una habitación improvisada en la terraza.


Sin embargo, la duda persiste. Nicolás les pregunta a Milo y Karina si desconfían de él o de Gustavo por la imagen de la cámara. Milo le pregunta directamente si está absolutamente seguro de no haber subido al primer piso el día en que apareció el gato. Nicolás jura que no lo hizo y que tampoco cree que Gustavo lo haya hecho. Milo acepta su palabra, aunque el misterio sigue latente.


Capítulo 36

Tras la muerte de Jorge, el caso se convierte en un escándalo mediático. Los medios lo bautizan como el colegio de las amenazas y comienzan a circular detalles de la autopsia: Jorge había consumido alcohol y sufría depresión, por lo que se sugiere que pudo haberse suicidado. Sin embargo, ciertas evidencias siembran dudas: su habitación estaba revuelta como si alguien la hubiese registrado con urgencia y, además, la policía encuentra escondido un paquete con cinco mil dólares, una suma imposible de justificar con su salario.


Milo le cuenta a Karina un detalle que no apareció en los diarios: el celular de Jorge no fue hallado ni en su ropa ni en su habitación. Puede haberse perdido en la caída, pero a él le resulta sospechoso. Poco después, se encuentra con Luis, el hermano de Jorge, que había viajado desde Misiones para reconocer el cuerpo. Luis relata cómo Jorge venía pasando un mal momento desde la muerte de su esposa, la pérdida de su departamento y las deudas que acumulaba. El colegio le redujo el sueldo de forma poco transparente, lo que lo dejó en una situación económica precaria.


Luis confirma que Jorge estaba angustiado por las amenazas y desilusionado con la falta de reconocimiento por sus años de trabajo. Aun así, no cree que se haya suicidado. Según él, Jorge tenía planes concretos: ahorrar dinero para regresar a Misiones, poner un negocio y estar con su familia, especialmente con sus sobrinos. Para Luis, Jorge no solo tenía un propósito, sino que estaba entusiasmado con ese futuro.



Capítulo 37

La recuperación de Karina se retrasa: un médico joven les explica que la infección no cede y que deben probar con otro antibiótico. A pesar de asegurar que no es grave, muestra preocupación. Isabel intenta tranquilizar a Karina, pero quiere saber qué pasa en el colegio.


Isabel le cuenta que la muerte de Jorge está en boca de todos. Los grupos de padres están llenos de mensajes de alarma, y muchos piden clases virtuales para no enviar a sus hijos. Solo queda un mes de clases. Todos creen que Jorge se suicidó, aunque Karina no está convencida, pero no quiere discutirlo con su madre.


Isabel le dice que se va a realizar un acto en memoria de Jorge. Pablo envió un comunicado oficial: se suspenden las clases por dos días y se organizarán distintas actividades para responder a la crisis. El comunicado evita usar la palabra “suicidio”, aunque la idea está presente. Jorge es recordado como un miembro querido del equipo escolar, afectado emocionalmente tras enviudar.


Isabel pregunta qué piensa Milo. Karina dice que él no tiene teorías… aunque en realidad sí: cree que alguien estuvo en la casa de Jorge, se llevó su celular y posiblemente algo más. Además, sospecha que Jorge tenía dinero escondido y que alguien lo buscó sin éxito. También falta una notebook. Milo no afirma que fue asesinato, pero se inclina por esa idea, sobre todo por la pintada que anunciaba que “pronto alguien va a morir”.


Matienzo cree que el responsable debió ser alguien cercano: no hubo señales de violencia ni de ingreso forzado. Jorge apagó las cámaras, posiblemente para proteger a esa persona. En la terraza se encontraron reposeras volcadas, lo que sugiere que alguien estuvo allí con él. Tal vez discutieron y alguien lo empujó.


Isabel expresa su miedo y se pregunta si esto terminará. Milo opina que no, y recomienda a Karina que no vuelva al colegio. Cree que las clases seguirán de forma virtual y que el colegio se ha vuelto un lugar peligroso.


Finalmente, Karina expresa su deseo de asistir al acto en memoria de Jorge. Isabel le ofrece acompañarla, pero Karina rechaza la oferta: prefiere ir sola, ya que el acto será breve y estarán todos juntos.


Capítulo 38

En el acto en memoria de Jorge, colocan una gran foto suya en el salón de actos. Es una imagen de años atrás, donde se lo ve joven, alegre y rodeado de estudiantes. Muchos se acercan, conmovidos, a mirarla. Sin que nadie lo organice, los alumnos se sientan en el piso frente a la foto, y el ambiente se llena de murmullos y preguntas. Karina percibe un clima tenso y siente que el colegio ha cambiado para siempre.


Pablo toma la palabra y recuerda a Jorge como un querido amigo. Cuenta anécdotas personales, habla de su historia compartida y de la importancia de los vínculos afectivos en la escuela. Luego presenta un cuaderno donde quienes lo deseen pueden escribirle una despedida. Será entregado a la familia de Jorge. Antes de finalizar, Pablo anuncia que las clases se retoman al día siguiente y que cada familia podrá elegir entre la modalidad presencial o virtual.


Cuando la ceremonia termina, algunos alumnos firman el cuaderno y otros se retiran. Karina ve a Lucas y Facundo firmar, lo que la sorprende. Mientras se dirige al baño, choca con Celeste, que también está nerviosa. Al salir, ve que Silvia aparece alterada y le susurra algo a Pablo, quien, alarmado, exclama: “¿¿¿Qué???”.


Enseguida, el colegio se llena de caos: llegan policías armados, bloquean las salidas y anuncian un operativo. Pablo intenta calmar a todos y explica que deben entregar sus celulares y vaciar los bolsillos. Las pertenencias serán etiquetadas y devueltas al día siguiente. También revisarán mochilas y ropa. La medida es obligatoria y quien se niegue deberá hacerlo frente a sus padres.


Cuando los agentes llegan al grupo de Karina, todos colaboran sin protestas. Poco después, un agente escoltado se acerca y le pide a Karina que los acompañe a la comisaría. Ella se sorprende y pregunta por qué, pero no le dan explicaciones. Mercedes intenta acompañarla, pero se lo impiden. Con miedo, Karina es llevada hasta la salida, donde un policía la toma del brazo. Silvia corre hacia ella y le dice que ya llamó a su padre y que él irá a buscarla. Karina le agradece con la mirada, aunque no puede responderle.



Capítulo 39

Karina es llevada a un cuarto pequeño donde la interrogan. Está sola y confundida, se reprocha no haber dado más datos cuando le preguntaron a quién contactar. Solo mencionó a su padre, Milo Banks. Minutos después entran dos hombres, uno de ellos conocido del colegio y otro desconocido. Le informan que se recibió una amenaza desde su celular.


Ella queda impactada y lo niega, pero los policías ya lo han confirmado. Se siente como en una serie de televisión y no sabe qué contestar. Justo cuando la presión aumenta, aparece Matienzo y llama a los policías. Cinco minutos después, vuelven acompañados por Milo, quien le transmite tranquilidad y pide hablar por ella.


Oviedo, el policía desconocido, insiste en que Karina explique el llamado. Milo asegura que ella no lo hizo, que probablemente le hackearon el celular, y critica la falta de acción de la policía. Oviedo le responde con desconfianza y le recuerda que no hay pruebas de que Milo sea el padre, aunque aceptan su presencia porque Matienzo lo conoce.


Milo afirma que están tramitando los papeles y que pueden hacerle una prueba de ADN. Karina, mientras tanto, observa su capacidad para mentir con convicción. Los interrogatorios siguen, pero Karina insiste en que no hizo el llamado. Dice que dejó el celular en su mochila, en el salón de actos, y que cualquiera pudo haberlo tomado.


Oviedo le exige nombres, pero ella no tiene ninguno. El cruce se extiende hasta que Milo vuelve a intervenir y pide que la dejen ir, asegurando que ya dijo todo lo que sabe. Finalmente, los policías acceden, pero advierten que podrían citarla nuevamente.


Al salir, Milo la consuela. Karina está tan tensa que apenas puede caminar. Le pregunta si su madre ya sabe, y Milo le propone ir juntos a la clínica para contarle. Ella teme ser ahora una sospechosa más, pero Milo le asegura que todo se va a aclarar pronto, aunque en el fondo Karina duda de su seguridad.


Capítulo 40

La noticia de lo ocurrido en la comisaría impacta negativamente en Isabel, quien sigue muy enferma. La infección no cede, y los médicos prueban nuevas combinaciones de antibióticos sin éxito. Karina lamenta tener que contarle lo que pasó. Isabel se preocupa al saber que su hija está siendo investigada, y aunque Milo intenta tranquilizarla, la tensión es evidente.


Karina luego le pregunta a Milo si le está diciendo la verdad. Él explica que cree que su celular fue hackeado, y que la policía detectó que la amenaza salió del colegio, lo que motivó el operativo. Le promete conseguirle otro teléfono hasta que le devuelvan el suyo.


Al activar el nuevo celular, Karina recibe múltiples mensajes de apoyo de compañeros, incluso de quienes no esperaba, como Gustavo o Lucas. Este último, a quien casi no conocía, le escribe que sabe lo que es ser acusado sin motivo.


Karina confiesa su creciente paranoia: ya no sabe en quién confiar. Milo reflexiona que esa confusión beneficia al culpable, que logra distraer a todos. La situación le recuerda la lógica de una novela policial, donde se multiplican los sospechosos para despistar al lector (o en este caso, a la policía).


Milo revela que la policía científica analiza el caso y que pronto tendrán resultados. Sin embargo, también le cuenta que ahora creen que la voz de la amenaza es la de Karina. Aunque podría haber sido clonada, eso complica más la situación.


Para investigarlo, Milo contacta a un experto en tecnología que es amigo de un profesor suyo. Le pide a Karina que no salga de casa por precaución.


Finalmente, Milo le confiesa algo más: aunque mintió sobre los papeles de paternidad en la comisaría, le gustaría hacer legalmente el reconocimiento, darle su apellido y presentarla a su familia. Karina, sorprendida, no sabe qué responder. Milo reconoce que todo está pasando muy rápido, pero le pide que lo piense y que le avise si comete errores.



Capítulo 41

Karina recuerda las palabras de Milo: Humo había vuelto a actuar, esta vez con un nuevo video. Un video perturbador, imposible de ignorar, que se viraliza rápidamente. Ella había decidido quedarse a vivir en lo de Milo, ya que la soledad en su casa le resultaba insoportable tras la experiencia en la comisaría.


El video comienza a circular en redes sociales mientras Karina está en una clase virtual. Al reproducirlo varias veces, ve una grabación del frente del colegio. Se distingue una figura cayendo desde la terraza: es el cuerpo de Jorge. Luego, la cámara enfoca a otra figura junto a la baranda, un hombre con campera azul claro. Las redes estallan con la pregunta: “¿Es Pablo?”


Karina también se lo pregunta a Milo, quien responde que no se puede confirmar, pero que la imagen coincide con el aspecto de Pablo y su campera. Aunque no hay pruebas concluyentes, todos lo señalan como culpable. Milo revela que la policía ya lo venía investigando por deudas y manejos turbios, y que tenía una mala relación con Jorge.


En ese momento, Pablo llama al celular de Milo. Antes de atender, Milo enciende la grabadora, por precaución. Pablo, desesperado, le ruega ayuda: dice que no sabe qué hacer, que está en la calle, que es inocente y teme que lo arresten. Milo, tras pensarlo unos segundos, le pasa su dirección y le pide que vaya de inmediato… cuidando que nadie lo esté siguiendo.



Capítulo 42

Milo le pide a Karina que se quede en la cocina mientras él habla con Pablo, quien llega completamente descompuesto: agotado, con la ropa arrugada, las ojeras marcadas y al borde del colapso. Le ruega ayuda y asegura que no fue el autor del video.


Milo le pide que empiece por el principio. Pablo admite que todo comenzó con su adicción al juego. Apostaba desde el celular y, tras ganar mucho dinero una vez, se obsesionó. Usó incluso fondos del colegio esperando recuperarlos, pero perdió todo. Su hermano Alfredo lo descubrió, lo amenazó y lo obligó a ir a terapia. Pensó que podría salir adelante, pero entonces recibió un mensaje anónimo lleno de información personal.


El chantajista se comunicaba con cartas y luego le dejó un celular en el buzón del colegio. Usaba voces robadas de famosos o mensajes de texto. Le exigía dinero y lo amenazaba con revelar sus secretos: las deudas, el conflicto con su hermano, su adicción. Pablo pagó una vez, pero no fue suficiente. Las amenazas continuaron, e incluyeron advertencias sobre el colegio y amenazas de bomba.


Con el tiempo, comenzó a sospechar que el responsable era Jorge. Notó que quien lo chantajeaba conocía horarios, llaves, y sus movimientos. Tuvieron una discusión fuerte en la terraza, donde Jorge lo acusó de menospreciarlo. Pablo le prometió devolverle dinero, un bono y le rogó tiempo para salvar el colegio. Creyó haberlo convencido, pero al día siguiente Jorge estaba muerto.


Pablo pensó que se había suicidado… hasta que hubo una nueva amenaza. Ahora, tras el video en el que parece verse su figura en la terraza, todo el mundo cree que es culpable. Además, recibe un nuevo mensaje pidiendo más dinero y amenazando con revelar más cosas.


Milo decide contactarlo con un abogado y le pide el segundo celular para comunicarse con el chantajista. Le dice que él va a ser Pablo ahora.



Capítulo 43

Karina percibe un ambiente hogareño al terminar sus clases: Milo está cocinando milanesas, algo inusual en él, y se lo nota de buen humor. Le comenta que invitó a Nicolás a almorzar porque tiene novedades importantes para compartir. Aunque Karina le pide un adelanto, Milo se muestra enigmático y le dice que esperen a Nico.


Mientras cocina con meticulosidad, Milo mantiene el suspenso. Karina recibe un mensaje de Marga que la llena de alegría: su madre está mejorando y podría volver a casa en pocos días. Justo en ese momento llega Nicolás, a quien le comparte la noticia.


Después del brindis por Isabel, Nicolás le pregunta a Milo por las revelaciones prometidas. Milo les explica que el especialista Ricardo Gálvez descubrió que todo el caso se parece a un acto de ilusionismo, como los de David Copperfield: lo que se oye o se ve no es lo que realmente ocurre. Los videos con pruebas habían sido manipulados con inteligencia artificial (deepfakes), y ni Pablo ni Jorge estuvieron realmente en la escena.


A pesar de que el video parecía convincente, la policía ya empieza a notar inconsistencias, como el auto que aparece en escena y que no estaba allí el día de la muerte de Jorge. Aunque Nicolás dice que Humo fracasó, Milo cree que logró su objetivo: sembrar dudas y hundir a Pablo ante la opinión pública.


Milo revela además que Nicolás aparece en una de las imágenes alteradas, y Karina tenía un software espía en su celular. Según él, Humo quiere demostrar que puede atacar a cualquiera y que es mejor no seguir buscándolo.


Finalmente, Milo cuenta que Matienzo le permitió colaborar con la investigación, y planea usar el celular de Pablo para dar con Humo. A pesar del peligro, Milo está entusiasmado, aunque intenta disimularlo.


Capítulo 44

La euforia por los avances del día anterior se desvanece rápidamente. Al reencontrarse, Milo está de mal humor y les cuenta a Karina y Nicolás que las noticias no son buenas: el plan que habían armado con Matienzo para atrapar a Humo no salió como esperaban.


El plan consistía en simular el pago de la extorsión. Humo había exigido que Pablo entregara el dinero personalmente, pero decidieron enviar en su lugar a Ramírez, un policía con cierto parecido físico al director, vestido con su ropa habitual. La entrega debía realizarse en secreto, y el lugar fue revelado a último momento a través de mensajes anónimos. Finalmente, Ramírez dejó el sobre —que no contenía dinero sino papeles— debajo de un contenedor de basura en un parque de Belgrano, mientras era seguido discretamente por Matienzo, un agente más y Milo.


Después de unos minutos sin novedades, un taxi se detuvo junto al contenedor. Una figura cubierta con una campera verde, gorro y barbijo tomó el sobre y volvió a subirse al vehículo, que arrancó rápidamente. Aunque habían preparado un operativo para seguir al taxi, la distancia era demasiada. Tres cuadras más adelante, el taxi frenó junto a una entrada del subte y la persona bajó, desapareciendo por las escaleras. Cuando la policía logró descender al andén, ya no había nadie que coincidiera con la descripción.


Milo se muestra frustrado y decepcionado. Describe que la descripción del sospechoso es prácticamente inútil: un cuerpo delgado con ropa holgada y la cara tapada. La única esperanza es que las cámaras de la zona hayan captado algo útil, pero por el momento no tienen pistas claras.


Karina pregunta por la reacción de Humo, pero Milo comenta que no hubo ninguna hasta ahora. Sin embargo, teme que la respuesta venga pronto y que Pablo sufra las consecuencias. Aún no ha reunido el coraje para contarle lo que ocurrió. Nicolás intenta consolarlo, aunque no suena muy convencido.


Finalmente, Milo habla con Pablo, quien está descompuesto, deprimido y ha instalado una nueva cerradura en su casa por miedo. La tensión vuelve a subir: no han atrapado a Humo y ahora Pablo está más vulnerable que nunca.



Capítulo 45

Milo atraviesa horas de ansiedad esperando novedades sobre la investigación. Finalmente, Matienzo lo llama para contarle que una cámara del subte captó a una figura pequeña quitándose una campera y un gorro en el andén. Aunque la persona llevaba barbijo, la imagen era lo suficientemente clara como para intentar identificarla. Milo va al encuentro de Matienzo y, aunque al principio duda, el oficial les permite a él, Karina y Nicolás ver el video.


Observan la grabación con atención. A medida que la figura se acerca a la cámara y se va quitando la ropa, notan algo extraño en su cabello. Karina lo reconoce de inmediato: se trata de una chica que conocen. Finalmente identifican a la persona como Celeste Klein, una estudiante del colegio que nunca les pareció sospechosa por su actitud aparentemente inofensiva.


Con una orden judicial, la policía allana la casa de Celeste. El padre, un médico, insiste en que debe haber un error, pero encuentran pruebas clave: un segundo celular viejo, guardado con llave en el armario de Celeste, que se había usado para contactar a Pablo, y un fajo de dólares. Mientras los oficiales registran todo, ella permanece sentada frente a su computadora, en silencio.


Al ser informada de que estaba detenida y que se llevarían su equipo tecnológico, Celeste finalmente reacciona, exigiendo una autorización. Pero ya la tenían.


El capítulo concluye revelando que cinco minutos antes de que llegara la policía, Celeste subió a las redes toda la información personal que tenía sobre Pablo, etiquetando a buena parte de la comunidad del colegio Los Espinos. Toda la comunidad accede al contenido, aumentando la humillación de Pablo.


Capítulo 46

El capítulo se centra en las declaraciones tomadas por la policía tras la detención de Celeste. Matienzo le aclara a Milo que las grabaciones no podían difundirse. Luego se transcribe la declaración del padre de Celeste, Alfredo Klein, quien muestra desconocimiento sobre las actividades informáticas de su hija. Explica que desde la muerte de Graciela (madre de Celeste), él convive con la joven, aunque no entiende lo que hace en la computadora. Aclara que Celeste compró su propio equipo y que posiblemente ganó dinero haciendo trabajos de informática. También menciona que Celeste no tenía buena relación con el director Espino, en parte por una relación pasada entre él y Graciela, que ella descubrió.


Se revela que Graciela había salido de garante en un préstamo que Espino no pagó, lo cual desencadenó problemas financieros graves. Sumado a una depresión previa, todo terminó con su trágica muerte al ser atropellada. El padre cree que Celeste sufrió mucho esa pérdida. Aunque no le dijo nada explícito, se sugiere que Celeste podría haber culpado a Espino por la muerte de su madre.


Luego se transcribe la declaración de Celeste Klein. En presencia de su abogado, ella acepta colaborar. Confiesa que hackeó las cuentas del colegio y que desde allí descubrió las deudas de juego y otros problemas personales de Espino. Esto la motivó a iniciar las amenazas con Jorge, el portero, quien también estaba resentido con el director. Aunque Jorge fue quien tuvo muchas de las ideas, Celeste fue quien elaboró los videos y las amenazas.


Admite que todo fue escalando, incluyendo la pintada y el episodio del gato. En cuanto a la muerte de Jorge, cuenta que fue citada por Espino a la terraza, que él estaba alterado, y que se produjo una discusión. Asegura que no lo empujó, aunque se quiebra emocionalmente cuando se le vuelve a preguntar.



Capítulo 47

Gustavo no logra comprender cómo alguien como Celeste —una chica tímida, reservada e inocente en apariencia— fue capaz de hacer lo que hizo. Esa incredulidad lo empuja a investigar entre sus compañeros, y gracias a la ayuda de su amiga Lisa, consigue hablar con Olivia, la mejor amiga y confidente de Celeste, quien finalmente cuenta lo que sabe. Olivia aparentemente sabía desde el inicio lo que sucedía, aunque ahora se muestra horrorizada por el desenlace.


Gustavo reconstruye los hechos desde el momento en que Celeste descubrió la relación entre su madre, Graciela, y el director Pablo. Fue un golpe duro para ella, que empeoró cuando se enteró de que Graciela había firmado como garante de un préstamo para ayudar a Pablo, lo que terminó afectándola económicamente y sumiéndola en una profunda depresión. La madre de Celeste terminó muriendo en un accidente tras un estado de desesperación total. Desde entonces, la ira creció en Celeste, que decidió vengarse de Pablo.


La posibilidad de concretar esa venganza se volvió más real gracias a sus conocimientos tecnológicos y a la influencia de Jorge, el portero, quien se acercó a ella con empatía y terminó colaborando en el plan. Celeste ideaba las amenazas digitales y Jorge ejecutaba acciones concretas, como la pintada o el gato muerto. Él era el “hombre invisible”, nadie sospechaba de él.


Sin embargo, con el tiempo, Jorge comenzó a mostrar dudas y quiso poner un freno. Para no levantar sospechas, citó a Celeste en su casa, en la terraza. Olivia cuenta que intentó disuadir a su amiga, advirtiéndole del peligro, pero Celeste no pensaba detenerse: quería llegar hasta el final.




Capítulo 48

Milo elige un restaurante japonés para cerrar el caso con Karina y Nicolás. Hablan sobre cómo Celeste, pese a su inteligencia, dejó evidencias que la incriminaban. Milo destaca que, aunque brillante, Celeste actuó desde el dolor y el odio, usando su habilidad tecnológica como arma. Se unen con Jorge, también dolido, y juntos urden un plan que escala hasta salirse de control. Hablan sobre el rol de Jorge, su posible arrepentimiento, y la teoría de que su muerte fue un accidente provocado en una discusión con Celeste.


Conversan sobre el destino legal de Celeste, su situación emocional y su edad. Pablo está devastado, y aunque obtuvo una orden judicial para eliminar los datos filtrados en redes, el daño ya está hecho. La situación es muy difícil para todos los involucrados, y Pablo opta por negar todo. Milo reflexiona sobre cómo, en la era digital, la verdad se vuelve difusa y efímera.


Finalmente, Nicolás revela un giro: Gustavo estuvo en el colegio la noche del gato colgado. Entró para encontrarse con una chica, y terminó presenciando a Jorge manipulando un paquete manchado de una sustancia oscura. Escucharon limpieza y olor a lavandina. Después, Nicolás admite que siempre supo que su hermano estuvo allí, pero recién hace dos días se enteró de lo de Jorge. Había callado para protegerlo. Milo lo felicita: le dio su twist final.



Capítulo 49

Karina e Isabel regresan a su edificio en taxi, acompañadas por Marga, quien les entrega los medicamentos recién comprados. Isabel, visiblemente más delgada y débil, insiste en no necesitar ayuda para instalarse. Con esfuerzo, logra subir al departamento por su cuenta.


Una vez dentro, ambas mujeres comparten un momento íntimo y reconfortante. Karina le ofrece cuidados, pero Isabel se resiste un poco, aunque con ternura. La escena está marcada por una profunda sensación de alivio: después del caos vivido, estar en casa representa un retorno a la estabilidad.


Conversan sobre cómo han cambiado. Isabel reconoce el crecimiento de Karina, y esta le habla sobre su confusa relación con Milo, y cómo él intenta ahora ser el padre ideal. Karina, sin embargo, prefiere tomarse las cosas con calma. También menciona a Nicolás, aunque dice que necesita más tiempo antes de formalizar esa relación.


La conversación se vuelve cálida y familiar. Karina se recuesta sobre las piernas de su madre, quien la acaricia y le cuenta entre risas una anécdota sobre una torta fallida que intentó preparar. Karina promete hacer una mejor ella misma.


Finalmente, Karina se relaja al punto de quedarse dormida, mientras reflexiona sobre todo lo vivido. Aunque los hechos recientes fueron traumáticos, en ese instante siente una paz profunda, un descanso emocional al abrigo del hogar y del contacto materno.




Y si llegaste hasta acá, dedicale UN minuto a la genia de Andrea Ferrari:



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